Todo lo cual queda sellado en estas
palabras, que leemos en el Codigo Teodosiano, otra de las grandes
realizaciones del Emperador español:
“Es nuestro deseo que todas las diversas naciones que están sometidas a nuestra
Clemencia y Moderación, continuen en la profesión de la religión transmitida a
los romanos por el divino apóstol Pedro, tal como ha sido conservada por la
fiel tradición y que actualmente profesa el Pontífice Dámaso (por cierto,
también español). De acuerdo con la enseñanza apostólica y la doctrina del
Evangelio, creemos en una sola deidad del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo,
en igual majestad y en una santa trinidad”.
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